Ayuda natural para el síndrome de fatiga crónica
La mayoría de nosotros nos sentimos cansados de vez en cuando, especialmente tras un ataque de gripe o un lunes por la mañana. Pero ¿qué sucede con el tipo de cansancio que no desaparece, día tras día, sin importar cuánto café bebas o cuántas siestas tomes? Si te encuentras en un estado de fatiga constante con una importante falta de energía, quizá tengas que preguntar a tu médico acerca del síndrome de fatiga crónica.
¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?
Antiguamente se pensaba que era una enfermedad "que solamente estaba en tu cabeza", pero ahora el síndrome de fatiga crónica está reconocido como una enfermedad real (y debilitante) caracterizada por una fatiga extrema que no se puede explicar por ninguna enfermedad médica subyacente.
Los síntomas incluyen fatiga, pérdida de memoria, problemas para concentrarse, dolor de garganta o síntomas similares a los de la gripe, nódulos linfáticos inflamados, dolor muscular o de las articulaciones sin explicación, dolores de cabeza, sueño no reparador y agotamiento mental y físico constante.
La causa de este trastorno es desconocida y no hay pruebas para él. El diagnóstico se realiza únicamente después de que otros posibles diagnósticos hayan sido descartados y si los síntomas continúan durante cuatro meses en adultos (tres meses en niños).
El síndrome de fatiga crónica también se denomina CFS, por sus siglas en inglés, enfermedad sistémica de intolerancia al esfuerzo (SEID) o encefalomielitis miálgica (ME).
¿Cuál es la diferencia entre el síndrome de fatiga crónica y el cansancio general?
La mayoría de nosotros pasamos por temporadas en las que no conciliamos el sueño suficiente y nos sentimos cansados todo el tiempo. La diferencia entre este tipo de agotamiento y el síndrome de fatiga crónica es poder tomar una siesta y sentirse mejor. Con el CFS, el agotamiento es profundo y ninguna cantidad de sueño te hará sentirte descansado.
¿Puede la dieta mejorar el síndrome de fatiga crónica?
Cuando te sientes agotado todo el tiempo, comer sano puede ser difícil. Puedes terminar comiendo demasiada comida basura porque estás demasiado cansado para cocinar o no comes en absoluto porque requiere demasiado esfuerzo.
Y además, están todas las afirmaciones flotando a su alrededor de que hay un tipo de dieta específico que puede curar todos tus síntomas (¡paleo! ¡Sin gluten! ¡El tipo sanguíneo!). Las personas que se sienten mejor siguiendo estos tipos de dietas normalmente tienen una intolerancia alimentaria no diagnosticada que mejora cuando ese alimento específico es eliminado de su dieta. Antes de hacer un cambio drástico, es importante preguntar a tu médico o dietista la forma correcta de hacer una dieta de eliminación adecuada para descartar una intolerancia real.
En lo posible, esfuérzate al máximo para comer una dieta equilibrada con multitud de frutas y verduras, proteínas y carbohidratos de calidad. Evita la comida altamente procesada, los aceites hidrogenados (grasas trans) y las bebidas altas en azúcar. Muchas personas con fatiga crónica descubren que hacer comidas pequeñas y tentempiés a menudo, cada tres o cuatro horas, puede ayudarles a mejorar sus niveles de energía.
Utiliza los días en que tienes más energía para hacer ese pequeño preparado adicional para que cuando tengas un día difícil, haya algo sano para comer. Cuando cocines, prepara cantidades extras y congela porciones individuales para una comida rápida. Aprovéchate de cosas como las verduras precortadas, los tazones de arroz integral, ensalada en bolsa y el pollo asado comprado en una tienda. ¡No todo lo saludable tiene que hacerse empezando de cero!
¿Qué sucede con los complementos?
Se necesitan más investigaciones antes de que se puedan hacer recomendaciones específicas de suplementos para la fatiga crónica. Sin embargo, es importante realizarse pruebas sanguíneas para descargar cualquier deficiencia específica que puedas tener.
En una reseña global de estudios nutricionales de Melvyn R. Werbach, doctor en Medicina, se incluyeron los siguientes complementos como posibles ayudas para el CFS. (Como recordatorio, consulta con tu médico antes de empezar cualquier tipo de protocolo de complementos).
- Ácido fólico
- Vitamina B12
- Vitamina C
- Magnesio
- Zinc
- L-Triptofano
- L-Carnitina
- Coenzima Q10
- Ácidos grasos esenciales
La mayoría de nosotros solo necesitamos mejorar nuestras dietas, hacer un poco más de ejercicio y dormir mejor para combatir la fatiga. Pero si lo has probado todo y todavía estás agotado, pregunta a tu médico por el síndrome de fatiga crónica.
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