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8 estrategias naturales para la salud cardiovascular

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La presión arterial alta, también conocida como hipertensión, es una enfermedad común que obliga al corazón a bombear con más fuerza de lo previsto debido al aumento de la presión y a la rigidez de las arterias. Esta enfermedad, que afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo (uno de cada cuatro adultos), a menudo no produce síntomas, lo que hace que muchas personas con presión arterial alta permanezcan sin diagnóstico. Por esta razón, a la hipertensión se le denomina "el asesino silencioso". Se sabe que la presión arterial incrementa el riesgo de sufrir paros cardíacos, apoplejías, insuficiencia cardíaca y enfermedades renales, especialmente si no se trata. 

La presión arterial consta de dos números, y habitualmente se mide en milímetros de mercurio (mmHg). El primer número es la presión arterial sistólica y el segundo es la presión diastólica. La presión arterial se expresa como 120/80 (sistólica/diastólica). 

  • La presión arterial sistólica: la presión que su corazón ejerce sobre sus arterias al bombear.
  • La presión arterial diastólica: la presión sobre las arterias cuando el corazón está en reposo. 

Aquellas personas con presión arterial alta necesitan estar bajo el cuidado de su médico personal. 

Interpretación de la presión arterial:

  • Presión arterial normal: <120/80
  • Presión arterial alta: >120-129/80-89
  • Hipertensión (Estadio 1): 130-139/80-99
  • Hipertensión (Estadio 2): Más de 140/90

*Los valores son diferentes para los niños

¿Qué causa la hipertensión?

La hipertensión es causada por muchos factores, entre los que se incluyen la falta de actividad física, la mala alimentación, el sobrepeso, la obesidad, la resistencia a la insulina, la prediabetes, diabetes, las enfermedades renales, ciertos medicamentos y los genes. Sin embargo, también es posible que ocurra debido al envejecimiento, sin que exista alguna otra causa específica. 

¿La presión arterial alta puede controlarse?

Si usted está dentro del rango alto o estadio uno de la presión arterial, es posible que baste con hacer cambios en el estilo de vida para ayudar a normalizar su presión arterial (hay ocasiones en las que los pacientes recién diagnosticados con hipertensión pueden ser tratados simplemente con mejoras en la dieta y una rutina de ejercicios). Sin embargo, usualmente esto aplica a aquellos que tienen pocos factores de riesgo y que están dispuestos y se comprometen a hacer cambios inmediatos en su estilo de vida, incluyendo un monitoreo de la presión arterial en el hogar con un tensiómetro digital. 

Las dietas ricas en vegetales, nueces, y frutas frescas pueden ser beneficiosas porque brindan potasio, magnesio, y calcio, que devuelven el equilibrio y la salud al sistema circulatorio. 

Terapia convencional para controlar la presión arterial

Gracias al avance de la ciencia y la industria farmacéutica, los médicos y pacientes han podido tratar la presión arterial alta, y, por consiguiente, reducir los peligros asociados con esta. A lo largo de las últimas décadas, las medicinas para la presión arterial alta han sido usadas como el medio principal para reducir los valores elevados. 

A continuación encontrará una lista de los medicamentos que se usan habitualmente para la presión arterial y la clase a la que pertenecen. Yo los he usado todos para tratar a mis pacientes en un momento u otro. Si bien no hay ninguna duda acerca de su efectividad, los efectos secundarios generan preocupación en muchas personas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los beneficios superan a los riesgos. Por lo general, una persona tomará dos o más medicamentos de diversas clases para controlar su presión arterial. 

Medicamentos que se usan habitualmente para la presión arterial

  • Betabloqueadores (Atenolol, Metoprolol, Carvedilol, Sotalol)
  • Bloqueadores de los canales de calcio (Amlodipina, Diltiazem, Nifedipina)
  • Diuréticos (Hidroclorotiazida, Triamtereno, Clortalidona, Espironolactona) o "píldoras de agua"
  • Inhibidores de la ECA (Lisinopril, Benazepril, Enalapril, Ramipril, Fosinopril)
  • Bloqueadores de los receptores de angiotensina (Olmesartán, Losartán, Irbesartán)
  • Alfabloqueadores (Clonidina)
  • Vasodilatadores (Hidralazina)

Terapias naturales para controlar la presión arterial

  • Dieta rica en vegetales y frutas
  • Pérdida de peso
  • Reducción del estrés y rutina de ejercicios
  • Meditación y técnicas de relajación, incluyendo oraciones
  • Suplementos

Suplementos que pueden ayudar a reducir la presión arterial 

A continuación analizaremos los suplementos que pueden ayudar a reducir la presión arterial. Si está tomando medicamentos recetados, consulte con su médico personal antes de empezar a consumir suplementos, ya que es posible que deban hacerse modificaciones en sus medicamentos. 

Jugo y extracto de remolacha

Muchos vegetales, incluyendo a las remolachas, contienen una alta concentración de nitratos, que cuando se consumen, pueden ser reducidos a nitritos por las bacterias que frecuentemente habitan en la boca humana. Los nitritos son disueltos en la saliva, ingeridos y absorbidos en el torrente sanguíneo donde son convertidos en óxido nitroso: un potente vasodilatador de las vénulas. Esto genera el efecto que reduce la presión arterial. El jugo de remolacha y su extracto, específicamente, contienen una alta concentración de NO3 inorgánico.

Un estudio del año 2012 publicado en The British Journal of Nutrition hizo una comparación entre el consumo de remolacha y un placebo. Los resultados mostraron una reducción considerable de la presión arterial cuando se consumía al menos 100 gramos de remolacha. Un estudio del año 2013 publicado en la revista Journal of Nutrition mostró que el consumo de jugo de remolacha, rico en nitratos inorgánicos, produjo una reducción significativa en la presión arterial sistólica. En total, 254 personas fueron incluidas en los estudios analizados.

Un estudio del año 2014 evaluó el efecto de la suplementación con remolacha en personas con sobrepeso. Aquellos que tomaron el concentrado experimentaron una reducción de más de siete puntos en su presión arterial. Asimismo, un estudio del año 2016 publicado en la revista European Journal of Nutrition mostró que la suplementación con remolacha ayudó a mejorar la función endotelial, lo que probablemente explica el mecanismo mediante el cual se mejora la presión arterial.

Por último, un metanálisis del año 2017 publicado en Advances in Nutrition mostró que el consumo de jugo de remolacha redujo los valores de la presión arterial en un total de 3.55/1.22 mmHg. Esta puede tener un papel preponderante en la salud vascular general. 

Dosis sugerida: Según lo que se indica en la etiqueta.

Coenzima Q10 

La coenzima Q10 (CoQ10), también conocida como ubiquinona, es un nutriente antioxidante de origen natural que es necesario para la vida. La coenzima Q10 es necesaria para que las células generen energía. Esto se lleva a cabo, esencialmente, en una parte de la célula llamada mitocondria, la "planta motriz” celular que se encarga de generar energía en el organismo. 

Ya que el corazón es el más activo de todos los órganos, este produce y requiere la mayor cantidad de CoQ10 para satisfacer sus demandas metabólicas. Sin embargo, las personas con enfermedades cardíacas necesitan mayores niveles de CoQ10 para ayudar a optimizar su funcionamiento. 

Un estudio del año 2007 publicado en la revista Journal of Human Hypertension concluyó: “… que la coenzima Q10 ha mostrado potencial para reducir la presión arterial sistólica de los pacientes hipertensos hasta en 17 mmHg y la presión arterial diastólica en hasta 10 mmHg sin efectos secundarios significativos”. El estudio fue un metanálisis donde se examinaron 12 ensayos que incluían a 362 pacientes. 

Un estudio controlado aleatorizado y de tipo doble ciego realizado en el año 2015 en el que se evaluó a atletas varones japoneses que tomaban 600 mg de CoQ10 por día, halló que la presión arterial diastólica de esos atletas se redujo luego de 10 días. 

La Clínica Mayo también respalda el uso de CoQ10 para tratar la presión arterial alta, al igual que un estudio del año 2015 publicado en la revista Annals of Medicine. Sin embargo, un estudio del año 2016 publicado en Cochrane Reviews no halló beneficios significativos para reducir la presión arterial. 

Es posible que el efecto haya sido moderado. Un estudio del año 2018 analizó 17 ensayos controlados aleatorizados que incluían a 684 participantes y concluyó lo siguiente: “es posible que la suplementación con CoQ10 genere una reducción en los niveles de presión arterial sistólica (PAS), pero no afectó los niveles de presión arterial diastólica (PAD) entre los pacientes con enfermedades metabólicas”.

Dosis sugerida: 100 a 300 mg por día. Una dosis de hasta 600 mg puede ser beneficiosa.

Bayas de espino blanco

Las bayas de espino blanco son pequeñas frutas que crecen en los arbustos o árboles del género Crataegus. Han sido usadas con fines medicinales por cientos de años, y sus aplicaciones pueden rastrearse hasta la medicina tradicional china (MTC). Estas bayas han sido usadas para mantener la salud del corazón, reducir la presión arterial y también para los problemas digestivos. Las bayas de espino blanco están llenas de antioxidantes, específicamente polifenoles, que también tienen propiedades antiinflamatorias. 

Un estudio del año 2002 realizado en 36 personas con presión arterial alta mostró que 500 mg de bayas de espino blanco podrían ayudar a reducir la presión arterial diastólica (el número inferior). Sin embargo, este estudio no mostró beneficio alguno en la reducción de la presión arterial sistólica (el número superior).

Un estudio del año 2006 publicado en la revista British Journal of General Practice mostró que las bayas de espino blanco sí eran beneficiosas para reducir los valores totales de la presión arterial. En el estudio, 79 pacientes con diabetes tipo 2 fueron separados en dos grupos. A treinta y nueve pacientes se les administró 1200 mg de suplemento de bayas de espino blanco, mientras que a los otros 40 se les administró un placebo. Los individuos fueron supervisados durante 16 semanas. Los resultados mostraron que aquellos que tomaron el suplemento de espino blanco tuvieron una reducción de tres a cinco puntos en su presión arterial (aquellos que tomaron el placebo no experimentaron ninguna reducción). No se observaron efectos secundarios. 

Dosis sugerida: 1200 mg una vez por día o 600 mg dos veces por día. 

Extracto de semillas de uva

El extracto de semillas de uva es exactamente lo que su nombre sugiere, y posee muchas propiedades que posiblemente refuercen la salud. Además de sus beneficios para reducir la presión arterial, el extracto de semillas de uva también puede potenciar el sistema inmunológico. 

En el año 2011, los investigadores concluyeron que el extracto de semillas de uva podría reducir considerablemente la presión arterial y reducir de forma segura el ritmo cardíaco. Un estudio del año 2016 publicado en Medicine analizó 16 ensayos, que incluían a 810 individuos, y descubrió que aquellos que consumieron extracto de semillas de uva experimentaron una reducción considerable tanto en la presión arterial sistólica como en la diastólica. Los investigadores llegaron a la siguiente conclusión: “Nuestros hallazgos demuestran que el extracto de semillas de uva tuvo efectos favorables sobre la presión arterial, y este efecto fue más evidente en los individuos más jóvenes o con obesidad, así como también en los pacientes con trastornos metabólicos”.

Un estudio del año 2016 evaluó la capacidad del extracto para reducir la presión arterial frente a una píldora de placebo en aquellas personas con prehipertensión, lo que quiere decir que corrían riesgo de desarrollar presión arterial alta, pero que no necesitaban tratamiento con medicamentos. En un estudio aleatorizado de tipo doble ciego y controlado por placebo que se realizó en un período de 12 semanas, aquellos que tomaron el extracto de semillas de uva experimentaron una reducción de 5.6 % en su presión arterial sistólica (número superior) y una reducción de 4.6 % en su presión arterial diastólica (número inferior).

Por último, un estudio del año 2108 realizado en hombres con prehipertensión descubrió que aquellos que tomaron el extracto de semillas de uva tuvieron una reducción significativa en su presión arterial a diferencia de los que tomaron la píldora de placebo. Un estudio llegó a la conclusión de que el extracto de semillas de uva no debería ser tomado junto con vitamina C, que a menudo puede reducir la presión arterial, pues la combinación podría, por paradójico que parezca, elevar la presión arterial. 

Dosis sugerida: 100 a 300 mg por día. 

L-arginina

La L-arginina es un aminoácido: un elemento básico de las proteínas. Se encuentra principalmente en las carnes rojas, los alimentos marinos, las aves y los productos lácteos, y es considerado un aminoácido semiesencial o un aminoácido condicionalmente esencial. La L-arginina es un precursor del NO, u óxido nítrico: un potente vasodilatador de las vénulas. De acuerdo con los estudios, puede ayudar a reducir la presión arterial. 

Un estudio del año 2011 publicado en la revista American Heart Journal mostró sus beneficios. Los investigadores analizaron 11 ensayos aleatorizados de tipo doble ciego y controlados por placebo. En total, estos estudios evaluaron a 387 pacientes con presión arterial alta. La dosis consumida de L-arginina estuvo entre 4 a 24 gramos por día. La presión arterial sistólica se redujo en 5.4 mmHg mientras que la presión arterial diastólica se redujo en 2.7 mmHg. 

Además, un estudio del año 2017 mostró que los suplementos con L-arginina podían ayudar a reducir la presión arterial en quienes los usaban a diferencia de los que tomaban la píldora de placebo. Un estudio del año 2018 mostró que el consumo de suplementos con L-arginina junto con vitaminas B, podría reducir considerablemente la presión arterial total en aquellas personas con hipertensión. 

Dosis sugerida: 1000 a 6000 mg por día. 

Magnesio

Se calcula que hasta el 60 por ciento de los adultos no mantiene un consumo adecuado de magnesio , y que el 45 por ciento presenta deficiencia clínica. En términos generales, el contenido de magnesio en la mayoría de las frutas y verduras ha disminuido en los últimos 100 años. El magnesio participa en más de 400 reacciones bioquímicas dentro del cuerpo humano y actúa como un bloqueador natural de los canales de calcio: una clase de medicamentos que reducen la presión arterial y que las compañías farmacéuticas han aprendido a utilizar. 

Un estudio del año 2011 mostró que el magnesio podría reducir la presión arterial en 5.6/2.8 mmHg, lo que es una cifra significativa desde el punto de vista estadístico y comparable a los resultados de algunos medicamentos recetados. Además, un estudio del año 2011 concluyó: “El magnesio administrado por vía oral actúa como un bloqueador natural de los canales de calcio, incrementa el óxido nítrico, mejora la disfunción endotelial y provoca la vasodilatación de forma directa e indirecta”. Todas estas son acciones que se esperan de un medicamento para reducir la presión arterial. 

Un metanálisis de estudios de tipo doble ciego y controlados por placebo del año 2016 descubrió que la suplementación con magnesio podría reducir la presión arterial. Asimismo, un metanálisis de ensayos controlados aleatorizados del año 2017 y publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition mostró que la suplementación con magnesio reduce significativamente tanto la presión arterial sistólica como la diastólica en aquellas personas con resistencia a la insulina y prediabetes. 

Dosis sugerida: Se recomienda un consumo de entre 250 a 500 mg por día

Ácidos grasos omega 3

Los ácidos grasos omega 3, también conocidos como ácidos grasos poliinsaturados o PUFas por su acrónimo en lengua inglesa, desempeñan un importante papel en la salud humana integral. Se considera que poseen numerosos beneficios para el corazón, el cerebro, el intestino y las articulaciones. Los ácidos grasos omega 3 también podrían ayudar a reducir la presión arterial. Estos importantes nutrientes pueden hallarse en una variedad de fuentes alimenticias, que incluyen: aceite de krill, pescado (la caballa, el bacalao y el salmón están entre los que tienen mayor cantidad), nueces de Castilla, semillas de chía, semillas de linaza, semillas de cáñamo, aguacate, y natto.

Un ensayo controlado aleatorizado realizado en el año 2009 y publicado en la revista Journal of Hypertension mostró que los ácidos grasos omega 3 podrían ayudar a reducir la presión arterial si se consume una dosis de 4 gramos (4000 mg) por día. Un estudio del año 2014 publicado en la revista American Journal of Hypertension mostró que los ácidos DHA y EPA redujeron la presión arterial sistólica, y cuando se consumió más de 2 gramos (2000 mg) por día, la presión arterial diastólica (el número inferior) también se redujo. En total, se analizaron 70 ensayos controlados aleatorizados en este estudio del año 2014.

Por último, un estudio del año 2016 publicado en la revista Journal of Nutrition mostró que el consumo de aceite de pescado a una dosis tan baja como 700 mg por día podría ayudar a reducir la presión arterial de manera significativa. De acuerdo con un estudio del año 2017, los ácidos grasos omega 3 produjeron mejoras significativas tanto en la función vascular como en la reducción de la presión arterial. 

Dosis sugerida: 1000 a 4000 mg por día. 

Vitamina C (ácido ascórbico)

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico o ascorbato, ha sido una de las vitaminas más estudiadas en los últimos 50 años. Un búsqueda por la bibliografía científica revela que se han realizado más de 53 000 estudios sobre la vitamina C desde finales de la década de 1960. Sus hallazgos muestran que ayuda a promover el fortalecimiento del sistema inmunológico, cardiovascular, del cerebro y la salud de la piel entre otros beneficios. La reducción de la presión arterial también podría contarse como un beneficio, y, en cambio, los niveles bajos de vitamina C en la sangre están asociados con niveles altos de presión arterial. 

Un estudio del año 2000 publicado en la revista Journal of Hypertension descubrió que “en los adultos mayores, el consumo elevado de ácido ascórbico tiene efectos modestos en la reducción de la presión arterial sistólica alta, lo que podría contribuir a la presunta relación entre el consumo de mayores niveles de vitamina C y un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y apoplejías”.

De igual modo, un estudio del año 2012 concluyó que la suplementación con vitamina C podría reducir los valores de la presión arterial sistólica y diastólica. El estudio analizó 29 ensayos y, en total, se observó una reducción de cuatro a cinco puntos en la PAS, y una reducción de uno a dos puntos en la PAD. La dosis de vitamina C consumida habitualmente fue de 500 mg por día.

Dosis sugerida: 500 a 1000 mg por día

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