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Publicado por primera vez en agosto del 2018 / actualizado en septiembre del 2023
El microbioma humano está conformado por billones de microorganismos y es fundamental para mantener la salud y el bienestar general. Este artículo explora el potencial de los probióticos, bacterias beneficiosas que pueden ser consumidas como suplementos o mediante ciertos alimentos, para restablecer y mantener un equilibrio armónico dentro del microbioma, lo que promueve una salud intestinal óptima y un bienestar y vitalidad general.
El microbioma es uno de los temas más populares en la investigación médica y entre los entusiastas de la salud. El microbioma humano es el material genético dentro de los microbios que albergamos en nuestros cuerpos. El número de microbiota (bacterias, virus y hongos) que vive en el cuerpo humano es enorme. Se calcula que aproximadamente 100 billones de células microbianas de 1000 especies distintas de microorganismos viven dentro o sobre nosotros, en una relación verdaderamente simbiótica. Por lo tanto, el microbioma humano desempeña un papel integral en nuestra salud general.
La disbiosis es cuando los microorganismos en el microbioma están en desequilibrio. Este estado puede dar lugar a alteraciones en la función gastrointestinal, como gases, hinchazón, indigestión, intestino permeable y desequilibrios sistémicos, incluida la ansiedad, depresión, alteración del sistema inmunitario, hígado y de la función de desintoxicación, el control del nivel de azúcar en la sangre y desequilibrio hormonal.
Muchas personas buscan suplementos probióticos para mejorar el microbioma y tratar la disbiosis. El término probiótico proviene del griego y significa "a favor de la vida".
Los probióticos son bacterias beneficiosas que habitan en el tracto intestinal humano. Los suplementos nutricionales probióticos brindan bacterias o levadura liofilizadas que llevan microorganismos vivos al tracto gastrointestinal.
El uso de los probióticos cuenta con el respaldo de investigaciones clínicas importantes, con más de 1000 estudios de tipo doble ciego controlados por placebo. Gran parte de las investigaciones se han enfocado en el uso de los probióticos para promover la salud y reforzar la función inmunitaria. Aún así, las investigaciones clínicas también respaldan el uso de los probióticos para fomentar muchas otras metas de salud.
Se ha demostrado que los probióticos poseen muchos mecanismos para mejorar el entorno gastrointestinal y hacerlo menos acogedor para los microbios menos deseables. Por ejemplo, muchos organismos indeseables deben adherirse al revestimiento del tracto gastrointestinal para colonizarlo de forma eficaz. Algunas cepas de probióticos pueden adherirse al epitelio y actuar como "barreras de colonización", impidiendo que las bacterias (y levaduras) indeseables se adhieran al revestimiento del tracto gastrointestinal.
Los probióticos también producen compuestos antimicrobianos conocidos como bacteriocinas. Cuando los organismos probióticos liberan estos compuestos, se produce una modificación benéfica del microbioma. También se ha demostrado que parte de la actividad antimicrobiana de los probióticos se debe a su producción de peróxido de hidrógeno y ácidos orgánicos como el láctico y el butírico.
La producción de estos ácidos orgánicos pequeños también ayuda a mantener un pH intestinal óptimo, nutrir a otros organismos que promueven la salud y, en el caso del ácido butírico, brindar la fuente de energía clave para las células que recubren el intestino grueso.
Además, los probióticos compiten por nutrientes que, de otro modo, serían aprovechados por microorganismos indeseables. Una cantidad adecuada de organismos probióticos puede absorber la mayor parte de los nutrientes prebióticos disponibles, lo que inhibe el crecimiento de microbios indeseables.
Por último, los probióticos también estimulan la respuesta inmunitaria. Por ejemplo, los probióticos pueden aumentar la secreción de inmunoglobulina IgA, un anticuerpo que recubre nuestro tracto intestinal para actuar como primera línea de defensa frente a la infección. La IgA es un anticuerpo no específico que puede adherirse a microorganismos no deseados y neutralizarlos. También se ha demostrado que algunos probióticos son capaces de activar células clave de nuestro sistema inmunitario (células asesinas naturales, macrófagos y linfocitos T).
Se ha descubierto muchos otros beneficios de los probióticos aparte de los efectos gastrointestinales. Sin embargo, las investigaciones clínicas se han centrado principalmente en el uso de los probióticos para reforzar la salud gastrointestinal. Más 500 estudios de tipo doble ciego se han enfocado en el uso de probióticos para tratar la disbiosis gastrointestinal, y la más estudiada es aquella disbiosis que ocurre con el uso de antibióticos, al viajar a países subdesarrollados y el desequilibrio que da lugar a los gases, hinchazón y evacuaciones irregulares.
Uno de los usos de suplementos probióticos mejor documentados se centra en la prevención de la disbiosis asociada con el uso de antibióticos (AAD), que se desarrolla en la persona que toma o ha tomado antibióticos hace poco.
La mayoría de los antibióticos matan a los organismos que causan la enfermedad (patógenos) y a las bacterias beneficiosas. Esta acción da lugar a una alteración considerable del microbioma y a desarrollar diarrea en cerca del 35 % de las personas que toman antibióticos.
Los probióticos podrían ayudar a proteger de la AAD y la forma más severa que implica un crecimiento excesivo del Clostridium difficile, una bacteria potencialmente patógena. Los probióticos previenen la AAD y el crecimiento excesivo del C. difficile mediante todos los mecanismos descritos anteriormente. Los mejores resultados se observan cuando el probiótico es administrado en los primeros dos días de la primera dosis de un antibiótico. Por lo general, se recomiendan los productos probióticos que contienen varias cepas y mayor cantidad de unidades formadores de colonias para tratar la AAD. (p. ej., 30 a 100 mil millones)
Otro escenario en el que los probióticos han ganado considerable popularidad se centra en la protección de la disbiosis al viajar. Esta disbiosis ocurre al ingerir microbios desconocidos en el agua, los alimentos o bebidas.
Los ensayos clínicos con probióticos en la disbiosis del viajero han sido inconsistentes y resaltan que distintos probióticos producirán diferentes resultados. Un análisis de los ensayos clínicos publicados buscó determinar qué cepas probióticas podrían ser las más efectivas y seguras para la prevención de la disbiosis del viajero. Los resultados mostraron que la Saccharomyces boulardii, una levadura beneficiosa, fue el único probiótico que redujo considerablemente la disbiosis al viajar.
Las investigaciones clínicas con los probióticos para tratar estas alteraciones digestivas comunes también presentan resultados mixtos. Se diseñó un análisis de los ensayos clínicos publicados para brindar la clasificación relativa de los probióticos en el tratamiento de gases, hinchazón e irregularidad intestinal.
Los resultados mostraron que, tras el uso de un suplemento con el probiótico Bacillus coagulans durante ocho semanas, se evidenció la mayor probabilidad de que una especie probiótica produjera una mejora. Ha habido al menos ocho ensayos de tipo doble ciego y controlados por placebo con el B. coagulans y todos han mostrado efectos positivos considerables en el alivio de las molestias digestivas menores. Un estudio dividó a 40 personas (18-65 años) en grupos de forma aleatoria para recibir un placebo o B. coagulans (6 mil millones de UFC/día) durante 80 días. Con el uso de un suplemento con B. coagulans, se observaron mejoras considerables en los síntomas de gases, hinchazón e irregularidad intestinal, además de otros problemas asociados con la indigestión. Un poco más del 60 % de las personas que tomaron el suplemento con B. coagulans tuvieron un alivio completo.
La calidad de los suplementos probióticos depende de dos factores principales: (1) las características de las cepas incluidas en el suplemento y (2) una viabilidad adecuada, de modo que haya un número suficiente de bacterias viables en el momento del consumo. Esta viabilidad al momento de consumir depende de factores como una fabricación adecuada y la "resistencia" de la cepa, así como del envasado y el almacenamiento del producto al nivel adecuado de humedad y la temperatura correcta.
Con los probióticos, al igual que con otros suplementos, sea un consumidor inteligente y elija productos que le aporten los beneficios que busca. La información anterior brinda cierta orientación acerca de las mejores cepas probióticas y la dosificación para ayudar a prevenir la disbiosis del viajero asociada con los antibióticos, los gases, la hinchazón y la irregularidad intestinal.
La dosificación de los suplementos probióticos a menudo se basa en el número de organismos vivos presentes en el producto, para lo que se usa la denominación "unidades formadoras de colonias" (UFC). Por lo tanto, es importante consumir productos que indiquen el número de organismos vivos en el momento de la caducidad y no en el momento de la fabricación (que no significa nada). Para la salud general, a menudo los mejores resultados se obtienen tomando entre 5 mil millones y 30 mil millones de UFC al día.
Referencias:
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